Clase d'asturianu
"Cosas raras veredes, amigo sancho":
En los años 60 las ciudades competían por construir la torre más alta, aunque fuese sin escalera de incendios ni prácticamente garajes, que al fin y al cabo aparcar no era un problema. Mientras, en montes y colinas cercanos donde hasta ese momento se cosechaban verduras que se vendían en las plazas de abastos aun con tierra pegada a las raíces, brotaban barrios nuevos de calles estrechas y sin un metro cuadrado de zona verde, en los que compraban pisos y montaban bares los emigrantes en Europa.Por casualidades da vida, onte un alumno agradecido pasoume un CD cheo de fotos. Premio pró que saiba de onde son :)
En los setenta estrenamos nuevas carreteras y los camiones de alto tonelaje pudieron llegar a Galicia, eso sí cruzando por el centro de decenas de villas que no podían consentir que un desvío del tráfico pesado las apartase de aquel maná de desarrollo.
Luego entramos en Europa y gozamos de fondos con los que pudimos construir paseos marítimos sobre playas y roquedales. Tras los paseos, tenían que empezar a llegar las urbanizaciones, con chalés al mismísimo borde de la arena.
Pese a todo, Galicia sigue siendo indescriptiblemente bella. Por fortuna, hay síntomas de que empezamos a percatarnos de ello. A ver si lo logramos antes de acabar definitivamente con ella.
Etiquetas: cousas miñas, Críticas, no me cae bien
«Las trabajadoras y trabajadores de...»A linguaxe neste caso non é sexista ou machista, se cadra os que teñan problemas deste tipo son os que empregan a forma desdobrada.Se ha sustituido el genérico “trabajadores” por “trabajadoras y trabajadores”, para enviar un mensaje igualitarista de género, aunque sea a costa de pisotear el buen uso del idioma.
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